El censo de 1890 es lo que se llama Censo Electoral en el que aparecen las personas que tienen derecho a emitir su voto y que, como ya sabemos, solo podían ser hombres.
En el censo aparece el nombre de cada elector, su edad y su profesión, indicando además si tiene derecho a ser elegido y si sabe leer y/o escribir, en cuanto al domicilio no aparece sino que se limita a establecer el pueblo en el que se haya.
Gracias a la web https://aragongen.org/public/index.php he podido encontrar los datos que comparto a continuación.
Asumiendo que sólo aparecen los datos de los hombres, lo que no nos permite conocer el conjunto de la población, podemos comprobar cuales eran los apellidos más comunes en el final del siglo XIX. Mendoza en primer lugar y Yagüe en segundo, tanto en primero como segundo apellido, formaban prácticamente un tercio del conjunto de los habitantes de Sisamón. También llama la atención el hecho de que tuvieran un número similar en las dos opciones.
En cuanto a los nombres propios podemos apreciar que eran mayoritariamente comunes.
Como es normal en las profesiones que aparecen en el censo la de Labrador es mayoritaria, alcanzando prácticamente tres cuartas partes del total. En la de Pastor sólo aparecen nueve, que es casi un nueve por ciento, aunque a través de algunas historias recogidas a lo largo de mi infancia, podemos suponer que una buena parte de los menores, que no aparecen en el censo, llevaban a cabo tareas relacionadas con el pastoreo.
La tercera profesión que se sitúa es la de Jornalero. Se da por supuesto que los jornaleros en el mundo rural del siglo XIX eran las personas que no disponían de tierras suficientes para su propia supervivencia, o bien de las herramientas y los animales necesarios para llevar a cabo sus tareas, sin embargo el porcentaje en Sisamón era bastante bajo en comparación con lo habitual en los territorios del conjunto de España.
En el censo aparecen dos Herreros, Yagüe Gómez, Pedro de setenta años y Yagüe Mendoza, Maximino, de treinta y tres, por lo que, sin poder asegurarlo, doy por hecho que se tratarían de padre e hijo. En ese tiempo, en el entorno rural, esa profesión era fundamental para sostener las labores que se llevaban a cabo y no sólo por las herraduras sino porque en realidad la inmensa mayoría de las herramientas, tanto del campo, como de las casas, se llevaban a cabo en las herrerías y se reparaban en ellas, incluyendo también determinados objetos de características artísticas.
En cuanto a los Guardas, aunque aparecen dos en la estadística sólo he podido detectar a uno, Sicilia López, Pascual.
Al margen del Párroco y el Maestro, hay una tercera profesión que muy probablemente también estaba ocupada por una persona que no sería de Sisamón, el Ministrante, Pérez Heras, Atanasio, titular de una profesión que estaba relacionada con la Sanidad.
Ministrante: Practicante, o persona que realiza actividades médicas elementales.
...fue el nombre profesional, social e incluso institucional otorgado a los individuos que ejercían la Cirugía Menor o Ministrante, pero que no eran otros que los Sangradores a los que se les había conferido un nuevo Plan de estudios.
A continuación aparecen un Alpargatero
Persona que fabrica y/o vende alpargatas.
y tras él aparece un Ambulante, pero en realidad había dos, Escuder Aragón, Pedro y Mateo Lavilla, Romualdo.
Persona que se dedica a una actividad especializada en venta ambulante.
Una profesión que permitía el intercambio de determinadas cosas entre las que salían del pueblo y las que llegaban desde otros lugares.
Aunque no aparece en la estadística se puede encontrar en el censo un Albañil, Gutiérrez Casado, Pascual, algo que resulta completamente lógico, dado que las construcciones y las reformas, en momentos determinados precisaban de una persona especializada en ello.