A menudo sucede que indagando acerca de un tema aparece algo diferente. Eso ocurrió hace algún tiempo cuando encontré un interesante estudio de José Luis Cortés Perruca, Licenciado en Historia, Profesor Tutor de la UNED Calatayud y guía turístico, autor de numerosos trabajos relacionados con la historia y el patrimonio cultural de esta zona de Aragón.
El estudio en cuestión se titula De lo sacro y lo divino. Bordados orientales en iglesias de la diócesis de Tarazona, y aunque Sisamón históricamente pertenecía a la diócesis de Sigüenza, hay una referencia a un objeto que desde hace siglos permanece en su iglesia.
Un palio es un dosel de tela, sostenido por cuatro o más varas, que sirve para resguardar imágenes o personas relevantes en determinadas ceremonias religiosas y el de la iglesia de Sisamón tiene un origen muy peculiar, tal como nos descubre en su estudio José Luis Cortés.
El palio fue confeccionado en China, y aunque no dispongamos de información sobre su llegada a Sisamón, si podemos deducir como fue su viaje.
En el siglo XVIII las Filipinas centraron una buena parte de su actividad económica en el comercio con China. Los comerciantes de ese país, a bordo de sus juncos, establecieron rutas entre el puerto de Cantón y el de Manila y las manufacturas de seda formaban parte de esos intercambios.
El palio debió viajar en lo que se conocía como el Galeón de Manila, la ruta que concluía en el puerto mexicano de Acapulco, iniciando desde allí la travesía de lo que entonces era la Nueva España hasta alcanzar el puerto de Veracruz, desde donde partían las rutas que conducían hasta Sevilla, el puerto que durante mucho tiempo mantuvo el monopolio de las mercancías que llegaban de ultramar, poniendo fin a un viaje de casi un año de duración.
En esa época las manufacturas chinas alcanzaron gran popularidad entre las clases dominantes en Europa, de modo que, muy probablemente esa colcha llegó hasta alguno de los titulares del señorío de la Villa que optó por donarlo a la iglesia de Sisamón.

En su estudio José Luis Cortés nos lo describe así:
Está confeccionado con dos tiras de seda blanca de 40 cm de anchura en los laterales y 80 cm en la tira central, en cuyo centro aparece bordada una gran flor de loto abierta rodeada de peonías en seda roja matizada en rosa y capullos de loto. En las esquinas aparecen dragones bordados en un amarillo intenso.
Como es lógico su decoración está cargada de simbolismo, todos esos bordados, confeccionados meticulosamente, componen una imagen que invoca la fortuna…

La flor de loto, situada en el centro, al margen de su bella factura, es el símbolo de la pureza del cuerpo y el alma, y desde ella surge ese jardín de peonias cuyo significado, para las creencias budistas, es el de la abundancia, la riqueza, la buena suerte y la prosperidad…
Los cuatro dragones, situados en las esquinas del bordado, también tienen una carga simbólica importante. Al contrario que en las leyendas de occidente, en la mitología oriental los dragones son grandes benefactores de la vida, representan el yang y, entre otras cosas, propician la lluvia fértil.
Existen diversas variedades de dragones y no he sido capaz de identificar a cuál de ellas pertenecen los que brillan en el palio. Sabemos que no son imperiales porque tienen cuatro garras en lugar de cinco, aunque su color dorado podría llevarnos a pensar lo contrario.
Frente a cada uno de ellos se puede observar una esfera que se conoce como la perla llameante, que entre otras cosas está asociada a la riqueza, la buena suerte y la prosperidad.
Así el delicado trabajo de bordar la seda constituía además una invocación para el bienestar de quienes la poseían y no deja de ser interesante comprobar que ese palio, confeccionado en el otro extremo del mundo, formó parte de la vida espiritual de los habitantes de Sisamón desde una perspectiva completamente distinta a la de la religión que ellos profesaban.
En suma, el palio, la colcha china, es un delicado tesoro de carácter histórico, artístico y espiritual.
Si te apetece ver el vídeo que llevé a cabo de mi canal de YouTube, Rastreando el Sosiego, aquí está
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