En agosto de 1930 en Sisamón se hizo pública una oferta de empleo a través de la prensa. En la edición del martes 26 de agosto de La Voz de Aragón, con sede en Zaragoza, aparecía un anuncio firmado por el titular de la parroquia Salvador Villa y por el alcalde Pedro Hernández, en el que se establecían las condiciones del puesto de trabajo y su remuneración. El mismo anuncio se reprodujo al día siguiente en los ejemplares de El Avisador Numantino, periódico de Soria.

El anuncio en cuestión indicaba que por defunción de quien había estado llevando a cabo las tareas de Sacristán-organista y barbero, se requerían candidatos para hacerse cargo de ellas. Aunque la redacción del anuncio puede dar lugar a otra interpretación y la mezcla de tareas resulte algo extraña, lo cierto es que las tres estaban unidas en un solo puesto de trabajo, algo que además era muy común en muchos territorios de España desde el siglo XVIII. La mezcla de trabajos para la iglesia y los municipios daba lugar a que el puesto de sacristán, casi siempre unido al de organista, se complementara con otras ocupaciones. Parece que la de barbero era la más común, pero se pueden encontrar referencias relativas a sacristanes que eran además maestros de escuela e incluso secretarios de ayuntamientos.

En el anuncio se relatan detalladamente las ocupaciones y sus correspondientes remuneraciones, aunque en una parte de estas últimas no se indican los importes:

No he encontrado referencias acerca de la existencia de un órgano en la iglesia de Sisamón. En caso de que no lo hubiera, lo más probable era que dispusiera de un armonio, un instrumento de viento con teclado, en apariencia similar al órgano, pero sin tubos y de mucho menor tamaño lo que permitía trasladarlo con cierta facilidad.

Al margen de las funciones de sacristán que consistían en el cuidado del templo, la custodia de sus objetos sagrados y la preparación de lo necesario para las ceremonias religiosas, también debía hacerse cargo del mantenimiento del reloj

Y oficiar como campanero lo que proporcionaba una remuneración distinta

Dado que en ese tiempo Sisamón contaba con algo más de quinientos habitantes, podemos suponer que el pago de las dos cuartillas de trigo debía corresponder al número de casas habitadas.

En cuanto a su actividad como barbero no aparece ninguna referencia a las remuneraciones por lo cual es razonable creer que el precio de esos servicios quedaba en sus manos

y aunque la frase que se refiere a ello es un poco críptica es de suponer que podría llevar a cabo sus tareas con todos los habitantes del pueblo.

El anuncio finaliza indicando los plazos para presentar la solicitud, pero lo más significativo es que podía ser presentada indistintamente ante cualquiera de los dos firmantes, que en realidad representaban ámbitos completamente distintos y que nos da idea de que, durante siglos, la iglesia tuvo una enorme influencia en el devenir cotidiano de la vida en muchos lugares, incluyendo nuestra villa.