La expresión habitual, en momentos determinados y situaciones concretas, es que se siembra la duda. Algo real que llega cuando nuestros pensamientos se ven alterados por condiciones inesperadas o planteamientos que provienen de las paranoias que mantenemos en nuestra mente, es algo inevitable, pero en esos momentos, una vez sembrada, lo fundamental es que la cosechemos de manera adecuada, para resolver todo lo que nos impregna y podamos decidir con cierta seguridad, asumiendo que siempre está el riesgo de que nuestras decisiones tengan alguna carga errónea.

 Cosechar la duda es fundamental para seguir adelante y, además, podemos integrarla como un aprendizaje que, tal vez, nos de respuestas en las decisiones del futuro...

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